La importancia del monitoreo y el control de plagas en soja en etapas tardías es clave, ya que estas son uno de los principales factores reductores del rinde en el cultivo de soja.
El cultivo de soja puede ser afectado por distintos grupos de plagas. Los de mayor frecuencia de aparición son: orugas defoliadoras y desgranadoras, chinches, arañuelas y trips. Estas plagas pueden disminuir el rinde: (a) indirectamente, a través de la reducción del área foliar (ej. ataques de defoliadoras, trips y arañuelas) que puede llevar a caídas de la tasa crecimiento en el período crítico y/o de la disponibilidad de asimilados en el llenado y (b) directamente, en estados fenológicos más avanzados, afectando el número y/o peso de los granos (ej. ataques de chinches u orugas desgranadoras).
¿Cuánto pueden afectar el rinde las plagas? La respuesta depende de aspectos relacionados a la plaga (ej. nivel poblacional), el cultivo (ej. condición de crecimiento) y el ambiente. El manejo de plagas apunta a mantener las mismas en un nivel que no afecte el rinde dada la condición del cultivo y el ambiente.
El primer aspecto crítico para un manejo eficiente y efectivo de plagas es la correcta cuantificación del tipo, nivel y distribución de plagas presentes. Para ello es necesario realizar un muestreo representativo del lote o unidad de manejo. Ese muestreo, es clave también para determinar la condición del cultivo. Estos elementos, más la información que se pudiera disponer sobre el ambiente (ej. condiciones meteorológicas esperadas) serán la base para una decisión de control.
Pautas para un muestreo representativo
El monitoreo de las plagas más frecuentes debe comenzar una vez que el cultivo está implantado (V2 o V3) y debe continuar hasta la madurez de cosecha. Para un correcto monitoreo, es clave la frecuencia y distribución espacial del muestro:
¿Cada cuánto monitorear? El monitoreo debe realizarse con una frecuencia de, al menos, 7 días (es decir, ir al lote 1 vez cada 7 días). Esta frecuencia, bajo condiciones normales en la región Pampeana, permite controlar adecuadamente la evolución poblacional de la plaga. En casos de niveles próximos al umbral, o previsiones de que la condición ambiental pueda favorecer un alto crecimiento poblacional, se sugiere una mayor frecuencia (ej. volver al lote cada 3-4 días). Cuando se decidiera un control químico, se sugiere volver al lote 2-3 días después para verificar la efectividad de la aplicación.
¿Cuántas muestras realizar y en dónde? Para asegurar un muestro representativo, se propone establecer estaciones de muestreo fijas (en lo posible, georeferenciadas), a las que se volverá cada semana. De manera orientativa, puede sugerirse realizar una estación de muestreo cada 10-15 has de dentro de la unidad de manejo (con un mínimo de 4-5 para lotes menores a 40-50 hectáreas). Las estaciones deben estar uniformemente distribuidas en el espacio. Si se distinguen ambientes dentro del lote, el muestreo, registro y decisión podría estar orientado a los mismos (ej. 2-3 muestras en un ambiente y 2-3 en otro). En casos de plagas como trips y arañuelas, el muestreo puede estar orientado a zonas predisponentes para estas plagas de manera de detectar tempranamente su presencia.
Fuente: Cultivar Conocimiento Agropecuario