“La adopción de tecnología de fungicidas en la Argentina es del 8% del área total, cuando en Estados Unidos están cerca del 20%. No hace falta que lleguemos al 100%, pero sí que manejemos las brechas de incidencia de las enfermedades, sabiendo que pueden aparecer en estadíos muy tempranos, o muy tardes y generar grandes pérdidas. Después terminas cosechando un grano de mala calidad y con toxicidad, o perdés cantidad porque una enfermedad daño la estructura del maíz y tenés volcado”, destacó.
“El productor tiene que buscar una respuesta agronómica cuando decide aplicar tecnología, eso es lo más importante”, finalizó Aimar Pena.