Monitoreo de Orugas en soja y girasol.
Durante la última semana de enero, se produjo un aumento en el número de capturas de Rachiplusia nu “isoca medidora” y Achyra biffidalis “oruguita de la verdolaga”. La primera ataca principalmente los cultivos de soja y girasol, mientras que la segunda es una especie que tiene preferencia por las malezas, pero puede atacar cultivos de gramíneas y de hoja ancha. Se mantiene estable la presencia de isoca bolillera.
Capturas de lepidópteros plaga asociados a cultivos agrícolas, mediante trampa de luz. Período 23 al 28 de enero de 2017.
Rachiplusia nu “isoca medidora” (figura 1 y 2): Es una de las especies defoliadoras más importantes de soja y girasol en la zona, y suele hallársela casi todos los años a densidades importantes requiriéndose su control. Ecología de la plaga: El adulto coloca los huevos en forma individual en el envés de las hojas. Luego de un periodo embrional que varía de 6 a 10 días, emerge la larva que se caracteriza por faltarle dos pares de falsas patas abdominales y al desplazarse, lo realiza mediante movimientos arqueados. El daño de esta plaga también es característico, ya que consume el mesofilo de las hojas, respetando nervaduras.
Achyra biffidalis “Oruga de la verdolaga” (figura 3 y 4): Esta especie tiene preferencias por las malezas de hoja ancha (verdolaga, yuyo colorado, quínoa, etc.), pero en algunas situaciones pueden llegar a generar daños en cultivos de soja, girasol, maíz, sorgo, alfalfa, etc. Ecología de la plaga: Presenta entre 3 y 4 generaciones entre la primavera y verano. Los ataques generalmente ocurren cuando se controlan las malezas con el cultivo implantado y la plaga migra de la maleza al cultivo. El daño se reconoce porque la larva envuelve con tela las hojas donde se hospeda y se alimenta del mesofilo de la hoja dejando solo la epidermis inferior. El control de la misma es dificultoso, debido a que se protege dentro del capullo de seda.
Recordar que la información proveniente de las capturas de lepidópteros mediante trampa de luz no reemplaza el seguimiento in situ de las poblaciones de insectos plaga, sino que sirve como una orientación de la evolución de las mismas en la zona. El monitoreo permanente de los lotes de producción es lo que garantiza el éxito en la toma de decisiones.
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