Cultivos de cobertura: qué, cómo y por qué.
Los cultivos de cobertura son aquellos que se siembran entre dos cultivos de renta. No se cosechan ni se entierran como un abono verde y dentro de un planteo mixto, podrían pastorearse.
La elección de una u otra especie de cultivo de cobertura debe estar asociada a los beneficios que quieran obtenerse.
Leguminosas: tienen capacidad para utilizar Nitrógeno (N) atmosférico a través de su fijación biológica, de manera que aportan N al cultivo siguiente.
Gramíneas: dejan abundantes residuos en superficie con alta relación Carbono (C)/N, lo que permite una mejor regulación de la temperatura y agua del suelo, brindándole además protección.
Brasicáceas: por su parte, reducen la compactación del suelo debido a las características de sus raíces.
Beneficios
La ingeniera Silvina Restovich (Inta Pergamino), detalla que la inclusión de distintas especies de ciclo otoño-invernal como cobertura es una alternativa viable para incrementar la sustentabilidad de los sistemas agrícolas, mediante múltiples beneficios:
Reduce el N potencialmente lixiviable a través de su absorción, inmovilización y posterior suministro a los cultivos principales.
Incrementa el C y N orgánico del suelo y mejora propiedades físicas como macroporosidad y estabilidad estructural y biológica; aumento de microflora y micro y mesofauna.
Puede suprimir malezas y enfermedades, como así también disminuir los riesgos de erosión.
Inversión
Es en este sentido, que no puede considerarse a los cultivos de cobertura como un costo, sino como una inversión. Pensando en los beneficios que aportan como alternativa para diversificar sistemas agrícolas, se debe mirar a los cultivos de cobertura como una inversión.
Informes: www.aapresid.org.ar
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Fertilización nitrogenada en secuencia Maíz tardío – Trigo.
La superficie implantada en Argentina con maíz (Zea mays) y trigo (Triticum aestivum) en la campaña 2015-16 representó el 73% del total de cereales, 29% de todos los cultivos sembrados en el país, y 40% del volumen total de producción nacional de granos y oleaginosas (MINAGRI). En la actual campaña 2016/17, la superficie se incrementó notablemente consecuencia de medidas políticas respecto al mercado de estos cereales, sumado a expectativas de precios y relaciones insumo: producto más favorables.
La intensificación sustentable de los sistemas de producción busca entre otros objetivos un uso sustentable del suelo, a través del mejor uso de los recursos agua y nutrientes (Caviglia y Andrade, 2010). Dentro de las alternativas para alcanzar estos objetivos, se busca incrementar la frecuencia de gramíneas en las secuencias agrícolas con el fin de mejorar los balances de carbono del sistema, mejorar la fertilidad físico-química del suelo y modificar la dinámica de las malezas entre otros efectos.
En la región pampeana, una propuesta es incluir el trigo posterior a la cosecha de maíces de siembra tardía. Esta secuencia presentará un fuerte déficit de nitrógeno y el éxito productivo de la misma dependerá del manejo que se realice de la fertilización nitrogenada. Desde el punto de vista del manejo del sistema, los cultivos incluidos previo a la implantación de la secuencia maíz-trigo van a generar un impacto diferente en la dinámica del N en la secuencia, y por ende en la respuesta a la fertilización nitrogenada en los cultivos de maíz y trigo siguientes. La inclusión de cultivos de cobertura (CC) o de cosecha en el invierno figuran entre estas alternativas, por ejemplo CC como gramíneas de invierno o leguminosas (e.g. Vicia villosa) o cultivos de grano como el trigo, la cebada (Hordeum vulgare), la arveja (Pisum Sativum) o la lenteja (Lens culinari). Cada uno de estos cultivos afectará de manera diferente la dinámica del nitrógeno (N) en el sistema, en especial si se incluyen leguminosas, dado su aporte a través de la FBN, el bajo índice de cosecha de N comparado con leguminosas estivales y la baja relación C:N que acelera el balance inmovilización-mineralización del N de los residuos (Salvagiotti et al, 2016).
A partir de dos ensayos de fertilización nitrogenada en maíz de siembra tardía y trigo posterior en un campo de producción de la localidad Uranga (33° 16 ’ Lat S y 60° 39 ’ Long O), departamento Rosario, sobre un suelo Serie Peyrano durante las campañas 2015/16 (maíz) – 2016/17 (trigo) implantados en siembra directa se llegó a las siguientes conclusiones:
En maíz de siembra tardía solo se observaron diferencias significativas en el rendimiento cuando el antecesor fue trigo, demandando dosis de N de hasta 190 kg N ha para igualar el rendimiento de los otros antecesores. Esto abre la posibilidad de realizar siembras tardías de maíz sobre barbecho o leguminosas invernales (arveja o vicia) con baja fertilización nitrogenada según la disponibilidad de N del suelo. En el caso de trigo sembrado sobre este maíz, se observaron respuestas a la fertilización nitrogenada sobre todos los antecesores, con efectos residuales de la vicia, pero que no alcanzaron para alcanzar la máxima producción. Estos resultados muestran que el manejo de N es central, en especial en secuencias que incluyen una mayor proporción de gramíneas. La inclusión de leguminosas, ya sea para cosecha o como cultivo de cobertura, pueden amenguar este fuerte déficit y ser una herramienta más en la planificación de una intensificación sustentable de sistema.
Fuente: INTA.
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Cultivos de cobertura y… más cultivos de cobertura.
Nuevas miradas de cómo utilizar diferentes cultivos de cobertura de la mano de Sarah Singla, productora y vicepresidente de APAD la Asociación para una agricultura durable de Francia (la análoga de Aapresid para Argentina).
Semanas atrás visito distintas experiencias argentinas en cultivos de cobertura, de la mano de Aapresid.
En su recorrida pasaron por los campos de productores argentinos que están llevando a cabo esta práctica (cultivos de cobertura). A su vez, visitaron las Estaciones Experimentales de INTA Marcos Juarez y Pergamino, quienes también trabajan en este tema desde el sector público.
En Argentina, las coberturas son comúnmente de una o dos especies, excepcionalmente 3, en cambio Sarah trabaja con más de 15 especies al mismo tiempo. Sarah fundamenta la utilización de cada especie debido al uso diferencial de los recursos que hace cada una; “uno no sabe que especie va a nacer y cual no, dependiendo de las condiciones del año”, acotaba. En estas mezclas, la premisa básica es que estén presentes al menos 3 grupos de especies: gramíneas, para aportar carbono y estructura de suelo; leguminosas, para aportar nitrógeno; y nabos, para aportar grandes raíces que mejoren el ingreso de agua al suelo.
“Uno debe pensar el cultivo de cobertura según el cultivo que le sigue, si será una gramínea, entonces la cobertura tendrá mayor proporción de leguminosas y si será una leguminosa tendrá mayor proporción de gramíneas”, explicaba la productora.
¿Cuánto sembrar de cada uno?
En términos bien prácticos las proporciones serán 70%-25%-5%, siendo el 70% las gramíneas o leguminosas según el caso y 5% los nabos u otras especies menores.
Sarah agregaba “cada especie tiene su función, están las que repelen insectos, las que aportan sustancias alelopáticas contra las malezas, etc.”, y eso la llevó a usar mezclas de tantas especies.
Como cultivos de cosecha ella hace triticale, trigo, girasol, sorgo, maíz, cebada, arvejas, trigo sarraceno. Con esta intensidad y diversidad de cultivos, hace una única aplicación de glifosato al año, ya que los barbechos químicos prácticamente no existen y dentro de los cultivos es imposible porque los cultivos resistentes a glifosato no están autorizados en Francia.
Sembrar con coberturas vivas
Otro concepto importante que dejó es el uso de coberturas vivas. Acá solemos secar el cultivo de cobertura un tiempo considerable antes de la siembra del cultivo siguiente, Sarah siembra sobre la cobertura viva y unos días después, antes de que nazca el cultivo, la seca con herbicidas (también lo puede hacer con un rolado, pero ella no dispone de esta máquina). “Uno debe tratar de imitar a la naturaleza, donde los nichos siempre están ocupados, por lo que, si uno seca la cobertura antes le estoy dejando recursos que usarán las malezas”, explicaba Sarah. La pregunta obligada de los productores argentinos fue si ella tiene agua suficiente en el suelo para poder sembrar el cultivo, lo que tuvo la respuesta positiva de ella.
En su región, llueven unos 850mm anuales, muy bien distribuidos, con inviernos muy fríos en los que nieva. Con el mismo objetivo, de tener siempre plantas vivas, una estrategia recomendable para ella es la siembra de las coberturas antes que el cultivo termine su ciclo, lo que puede hacerse con avión, con maquinas terrestres al voleo o con sembradoras que intersiembren. El concepto es tener siempre plantas vivas en el lote, imitando la naturaleza.
Coberturas con cultivos perennes
Los cultivos perennes tienen una función importante dentro del sistema, con ellos hay raíces vivas todo el año, extrayendo agua en profundidad y también nutrientes. Sarah posee 100has y tiene alfalfas consociadas en el 30% de su establecimiento, pero como no posee personal para trabajar con ganado, el pastoreo lo hacen vecinos que poseen animales y personal para hacerlo, por supuesto que a cambio de un pago, pero todo con el objetivo de poder incluir cultivos perennes en su rotación.
Otra opción es el uso de coberturas con especies perennes, por ejemplo alfalfa o lotus, sobre los que se siembran cultivos anuales. En este caso, a la cobertura perenne se le aplica un herbicida como glifosato en una dosis que lo afecte pero no la mate y seguidamente se siembra el cultivo de cosecha, si es necesario se puede aplicar algún herbicida selectivo si la competencia es importante. Al cosechar el cultivo, la cobertura crece nuevamente, permaneciendo así en el lote.
Como estos ejemplos, existen numerosos y de los más variados. “La siembra directa no funciona” recalcaba Sarah, al tiempo que aclaraba “si no se la acompaña de rotación de cultivos, plantas vivas y diversidad”. Los cultivos de cobertura son por lo tanto una herramienta fundamental para su sistema de producción, lo hace en invierno o en verano, según el cultivo de cosecha de cada lote sea de verano o de invierno, respectivamente. Seguramente no se pueden copiar recetas, cada ambiente y sistema de producción requiere un ajuste particular, pero lo que sí quedó claro que este es un camino a explorar, que aporta sustentabilidad al sistema y disminuye el uso de insumos, algo que la sociedad reclama.
Fuente: Aapresid
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